Situada en la constelación de Andrómeda y a una distancia de 2,2 millones de a.l., M31 resulto ser el punto de inflexión en la astronomía cuando en el año 1923 Edwin Hubble usando el telescopio Hooker de 2.5 mts del observatorio de Monte Wilson apunto a esta mancha de luz borrosa y logró descubrir estrellas variables cefeidas en ella. Aquel descubrimiento cambio de un plumazo la idea que se había tenido hasta ese momento del universo. Al interpretar los datos de las cefeidas, Hubble comprendio que M31 era una galaxia semejante a la nuestra, abriendo la puerta a la interpretación moderna del universo.
Con un diámetro estimado de unos 150.000 a.l. la galaxia de Andrómeda es una de las más grandes conocidas y próxima a la nuestra. Gracias a su inclinación de 13º respecto a la Tierra podemos observar su estructura espiral y sistemas estelares, hay quien piensa que nuestra Galaxia es muy similar en su estructura a M31.
Recientes estudios de los cúmulos globulares de M31 han llevado a pensar que la galaxia de Andrómeda podría haber engullido numerosas galaxias más pequeñas de nuestro Grupo Local a lo largo de su dilatada existencia. Y no todo queda ahí, a diferencia de la mayoría de las galaxias, que se alejan unas de otras, Andrómeda y nuestra Galaxia se están acercando preligrosamente y llevan rumbo de colisión. La buena noticia es que no hay motivo por el que preocuparse, de momento, pues se cree que esto no ocurrirá antes de 3.000 millones de años.
Como último apunte decir que M31 es el objeto de cielo profundo más lejano a nosotros observable a ojo desnudo en las tibias noches de otoño.
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